De mi columna en Revista Carrusel
Que Sí que No, es lo que escucho muy seguido desde que nació el Menor y nuevamente una se ve en la obligación de oír consejos que una nunca pidió. “No se te ocurra ponerle chupete al niño, que se acostumbran y después no hay como quitárselos”, “se le enchuecan los dientes y deforman el paladar”, “Si le pusieras chupete seguro dormiría toda la noche”, “el chupete les da seguridad y los calma”, “¿Pero cómo?! ¿Aun no agarra el tete?, ponle azúcar o miel, ahí seguro le gusta”, son algunos de los “consejillos” o comentarios que me ha tocado escuchar.
Si soy sincera, a estas alturas y pensando que tengo un poquitito de experiencia en esta labor de ser madre, porque: helloooooo, ¡es mi tercer hijo!, ya no pongo mucha atención a lo que me dicen, solo les sigo la corriente y evito entrar en conflicto.
Pero ya hablando más en serio, el tema del chupete se ha vuelto un verdadero desafió el lograr que el Menor lo agarre y se sumerja en su placer adictivo. Me podrán decir lo que quieran al respecto y mucho he leído también de los pros y los contras, pero en mi caso han ganado los pros.
Será porque no he tenido malas experiencias con mis hijos mayores y el chupete, la Mayor y el Mediano solo lo ocupaban para dormirse y alrededor del año lo dejaron botado y no lo usaron más, nunca hubo una gran dependencia de ellos hacia el chupete.
Con el Menor llevo tratando hace un par de meses que logre tomarlo, las primeras veces lo chupeteó unos segundos, pero luego no quiso nada de nada, es cosa de ponerle un chupete en la boca para que empiece a morderlo o termine haciendo arcadas, he comprado por lo menos unos diez chupetes, si es que no son más, de marcas y modelos distintos, de látex y de silicona, lindos y también feos, pero no hay caso, con ninguno me ha resultado.
Mi determinación a que el Menor use el chupete no es antojadiza, el problema es que desde hace bastante tiempo ha empezado a chuparse el dedo, y no tan solo el dedo, sino también su mano, su ropa - en especial su manga - , los tutos y lo que pongas cerca de su boca. Entonces si va a estar chupeteando algo prefiero que lo haga con el chupete, a fin de cuentas el dedo sí deforma el paladar y no es nada práctico cambiarlo de ropa varias veces al día porque se la moja al chuparla.
Por otro lado, el chupete sirve de pacificador, en especial cuando le vienen esos ataques de llanto, por ejemplo cuando viajamos en auto o cuando yo no puedo atenderlo inmediatamente o bien salgo y me demoro un poco en llegar a su toma de leche.
3 comentarios:
Totalmente de acuerdo con tu post.
¿ De veras aun dice la gente q lo mojes en azucar o miel?, la gente esta descerebrada. Admiro tu paciencia para ignorar esos comentarios.
Besos.
Mi hija mayor usó el chupete hasta los 3 meses que me fui a vivir a argentina y, como salimos con mucha prisa de casa, se me quedó en el depto. No lloró ni nada, no fue dependiente.
La menor uff, escribí hace un tiempo sobre eso, es dependiente del chupete pero se lo logramos ya quitar en el día y lo necesita sólo en la noche para dormir. En la noche no se cómo se lo quitaré pero habrá alguna manera supongo.
Un abrazo.
me encantó tu blog... y justo esta primera entrada que he leído es como leer mi historia...mi guagua no quiere chupete por nada y claro...me gustaría que se consolara con algo a veces...sobre todo por lo que comentas acerca de los trayectos en auto y o esos momentos en los que no puedo salir corriendo a tomarlo porque se siente solo porque estoy en la ducha etc., él ya tiene 4 meses y aunque he probado tantas marcas (hasta una dentista me recomendó uno que mi hijito tiró durante todo el mes que intenté ponérselo)...en fin...veremos qué pasa!!! Te sigo!!!
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