Quiero compartir este reportaje de Revista Mujer sobre La Liga de la Leche, entrevistan a una de sus líderes en Chile. Para todas aquellas que aún no conocen sobre la Liga y para que también se animen a asistir a sus reuniones de apoyo.
Amamantar es lo natural
Por Paulina Cabanillas
Para que las mujeres no se sientan solas, agobiadas o juzgadas. Para que vean que no son las únicas que están en lo mismo o para que, simplemente, compartan experiencias e información. Esos son los objetivos de esta ONG internacional, fundada en 1956 en Estados Unidos, que fomenta la lactancia materna. Una de sus líderes voluntarias, Nathalie Clermont, nos cuenta de qué se trata.
Son las 10.30, y a pesar de lo gélida que está la mañana -el termómetro marca 1 mezquino grado Celsius-, comienzan a llegar las primeras mamás con sus hijos. Los traen en canguros, en sillas de auto o simplemente los cargan en brazos, y están tan abrigados que apenas se ven entre las mantas con que vienen cubiertos. No importa el frío. La sala principal de Rayuela, centro acuático ubicado en la comuna de Las Condes, que realiza actividades terapéuticas y deportivas para niños y adultos, que es donde se hace la reunión, ya está calentita. Nathalie Clermont, la líder del Grupo Cordillera de la Liga de La Leche Internacional (LLLI) -ONG fundada en Estados Unidos, que promueve y apoya la lactancia materna desde 1956 y que está presente en 85 países-, llegó antes para tener todo listo. Prendió las estufas, acomodó las sillas y los cojines para las asistentes y buscó vasos para ofrecerles agua a las mamás que amamantan. También pegó en una de las paredes una cartulina escrita a mano, con los datos de funcionamiento del grupo. En él, se lee que las reuniones son una vez al mes, que son gratuitas, y que se les pedirá una donación voluntaria de mil pesos. Que para hacerse socia se debe pagar una inscripción anual de 15 mil, que permite pedir los libros que hay en la biblioteca que implementó el grupo, gracias a las donaciones y a los fondos que recolecta con las socias. Los textos, entre los que se encuentran Bésame Mucho, del pediatra Carlos González; La Maternidad y el Encuentro con la Propia Sombra, de Laura Gutman; y Dormir sin Lágrimas, de Rosa Jové, se ponen sobre las mesas durante las reuniones, para que las asistentes los revisen, y se los lleven prestados por un mes.
Media hora más tarde, ya hay una veintena de mujeres con sus guaguas. Está Valentina y su hijo Alonso, de 11 meses. Camila, que tiene cuatro meses y medio de embarazo, y su cuñada Giselle, que está con su hija Zoe, de un mes de vida. Soledad y su hija Amanda, de 1 mes y medio. Dana y su hijo Balthazar, de un año y cuatro meses, que vienen de la V Región. Ana y su hijo Eloy, de seis meses; y Myriam y Matías, de tres años y 10 meses, entre otras mamás con sus vástagos. El tema de la reunión de este mes son los mitos de la lactancia. Para comenzar, Nathalie les hace la siguiente pregunta: “¿Qué mitos les ha tocado escuchar?”. “Que hay que darles cada cuatro horas”, responde una. “Que tu leche es mala”, cuenta una desde más atrás. “Que hay que darle diez minutos por lado”, agrega otra. “¡Que te está usando como chupete!”, exclama una, sacando risas simultáneas en las demás, quienes mueven la cabeza asintiendo. “Ese mito sí que es bueno”, dice Nathalie. “Hay que recordar que el chupete fue inventado después de la teta. No es que el bebé te use como chupete, sino que usa el chupete como teta. Es importante que tratemos de volver a pensar que lo natural es lo normal”, explica. Ese ambiente relajado, tranquilo, donde las que están embarazadas escuchan con atención, donde las que amamantan lo hacen sin miedo de que alguien las mire feo, y donde los niños juegan y lloran y gritan sin temor de que alguien se queje, será la tónica durante toda la reunión, que finalizará una hora y media más tarde.
La opinión de los demás
Nathalie Clermont conoció la Liga de La Leche en 1993, en Canadá, su país de origen, cuando quedó embarazada de su primera hija. “Llegué a la reunión como cualquier mamá que anda buscando información, sin saber nada de lactancia”, recuerda. El sentimiento de comunidad que se generaba en las reuniones la sorprendió y fue lo que la motivó para formarse posteriormente como voluntaria. “Acá se les dice líder, pero en el fondo es una madre que ayuda a otra madre. La mujer durante el posparto está muy sola. Es supersolitario estar entre cuatro paredes con un recién nacido, y a veces dos, que hay que atender todo el tiempo”, dice. “Por eso creo que lo importante de estas instancias es compartir experiencias, ver a otras mujeres que les está pasando o les ha pasado lo mismo que a ti. Se forma una especie de hermandad cuando van contando ‘esto me pasó y lo solucioné así’ o ‘para mí funcionó esto y eso no’. Se genera como una tribu formada por gente que te contiene, que te escucha, que conversa, independientemente de que opinen distinto. Seguro hay mujeres que esto no les gusta y está bien, quizás no sea para todas, pero sí es importante saber que existen estos grupos de apoyo, sean o no los de la Liga, y que hay otras miradas sobre la maternidad que tienen que ver más con la crianza con apego, en que se valora más el instinto materno”, opina.
En 1998, Nathalie llegó a Santiago. “Mi marido es chileno y al comienzo veníamos por poco tiempo y aquí estamos todavía”, cuenta sonriendo. Cinco años después comenzó a trabajar como monitora de la Liga de La Leche Chile y, en 2010, se certificó como consultora de lactancia por el International Board Certified Lactation Consultant (IBCLC), el organismo más importante en su especialidad. Su trabajo remunerado como consultora de lactancia, que es paralelo al voluntariado, consiste en ir directamente a las casas a ayudar a las mamás que les cuesta amamantar porque tienen mala postura al lactar, porque la cantidad de leche disminuyó o porque tienen síntomas de mastitis, entre un sinfín de dificultades que pueden surgir. Tanto en las reuniones de la Liga como en sus visitas a domicilio, a Nathalie le ha tocado escuchar y orientar a madres que están agobiadas al ver la diferencia entre lo que ellas realmente quieren hacer con sus hijos y lo que escuchan de las personas que las rodean. “En esta sociedad es difícil la lactancia; en vez de fomentarla, se mira con recelo. Mucha gente opina, le mete mano, se entromete en el proceso. Por ejemplo, te dicen que tienes que amamantar cada cuatro horas, diez minutos por lado, y eso lleva al fracaso de la lactancia. Lo más probable es que una guagua no aguante cuatro horas porque la leche materna se digiere en 90 minutos, entonces pasa hambre, llora y la mamá se desespera porque le dijeron que debía hacerle un horario a la guagua para que no se acostumbre, no se vuelva malcriado ni manipulador”, explica. “Lo de los diez minutos tampoco es cierto, porque la leche va saliendo con diferentes componentes al inicio que al final, entonces es mejor vaciar un pecho primero antes de ofrecer el otro. Y pasa que después vas al pediatra y la guagua no ha subido de peso, entonces te dicen que tu leche es mala y que tienes que darle relleno. Como amamantas menos, baja tu producción de leche hasta que, finalmente, dejas de amamantar”, resume.
Este escenario tiene como consecuencia, según Nathalie, que las mujeres tiendan a confundirse y a considerar la lactancia como un problema. “La lactancia te libera, aunque muchos piensen lo contrario. Es gratis y la puedes dar en cualquier momento, no necesitas nada extra. Es un alimento vivo, que entrega todas las defensas para el sistema inmunológico hasta en la última gota. Ayuda a la parte emocional, genera niños más seguros, porque nunca se les negó lo que necesitaban en el momento de sus vidas en que eran más vulnerables. Es lejos lo mejor que le puedes entregar a tu hijo”, asegura. “Por eso, siempre aconsejo seguir el instinto, creer en él. Por ejemplo, tu instinto jamás va a aguantar que tu guagua llore, porque el llanto es una alarma. Si fuera para escucharlo, sería una melodía, pero no es así, es muy molesto, precisamente, para no ser ignorado. Un recién nacido de hoy, en el año 2012, tiene la misma genética que uno que nació en la prehistoria. Si lo dejas solo, siente peligro y llora. No sabe que no está solo, que está entre cuatro paredes y que no le pasará nada, por lo que necesita ser tomado en brazos, que la madre, o quien lo cuide, le entregue la seguridad que necesita para crecer”, explica.
Mamá antes que todo
Es mediodía y Nathalie da por terminada la reunión del mes de julio, pero la gran mayoría de las mamás se queda conversando en pequeños grupos de tres o cuatro, mientras amamantan o acunan a sus hijos. Hay quienes se acercan a Nathalie para preguntarle algo más íntimo, otras piden el formulario de inscripción y algunas consultan a las encargadas por los libros de la biblioteca.
Soledad Ramírez, mamá de Amanda, asiste por primera vez a este encuentro. “Es muy rica la energía que se genera en el grupo, todas tienen un objetivo común que es querer lo mejor para sus hijos, aunque sean decisiones distintas a las de uno”, opina. “Yo soy bien racional, soy médico, y la lactancia me ha puesto a prueba. Me ha permitido contactarme con mi parte emocional, con lo fuerte del instinto materno. La medicina no me ha servido para nada en esto. Con todo lo profesional que puede ser uno, con todos los estudios que uno pueda tener, todo queda chico a la hora de ser mamá. Y ahora me siento mucho más mamá que doctora”, afirma.
Dana Galatzan es la cuarta vez que participa. Además de ser la mamá de Balthazar, tiene 21 semanas de embarazo. “Gente de mi familia y conocidos me han dicho cosas como ‘ay, como le das a cada rato’, ‘va a ser muy regalón’, o lo que decían antes, que me usa de chupete, entonces escuchar a otras mamás que opinan igual que tú, te alivia”, dice y agrega. “A pesar de que en internet hay mucha información que sirve, estar en vivo y en directo con otras mujeres es distinto y mucho mejor”.
Ana Fernández es española y mamá de Eloy, un niño de 6 meses. Para ella, la Liga de La Leche le ha permitido seguir con su filosofía de crianza natural. “Venir a la reunión de la Liga es romper con los falsos mitos o con los consejos bien intencionados que, a la larga, no sirven”, cree. “Participar es reforzar la opción de lactancia que tomaste y también de aprender. Te reafirma mucho como mamá”, asevera.
En Santiago, la Liga de La Leche realiza reuniones mensuales en comunas como Las Condes, Providencia, Santiago Centro y Buin. En regiones está presente en Arica, Iquique y La Serena. Para más información visitar:
www.llli.org
www.lllchile.blogspot.com
www.lllcordillera.blogspot.com
www.lactancia.cl
Son las 10.30, y a pesar de lo gélida que está la mañana -el termómetro marca 1 mezquino grado Celsius-, comienzan a llegar las primeras mamás con sus hijos. Los traen en canguros, en sillas de auto o simplemente los cargan en brazos, y están tan abrigados que apenas se ven entre las mantas con que vienen cubiertos. No importa el frío. La sala principal de Rayuela, centro acuático ubicado en la comuna de Las Condes, que realiza actividades terapéuticas y deportivas para niños y adultos, que es donde se hace la reunión, ya está calentita. Nathalie Clermont, la líder del Grupo Cordillera de la Liga de La Leche Internacional (LLLI) -ONG fundada en Estados Unidos, que promueve y apoya la lactancia materna desde 1956 y que está presente en 85 países-, llegó antes para tener todo listo. Prendió las estufas, acomodó las sillas y los cojines para las asistentes y buscó vasos para ofrecerles agua a las mamás que amamantan. También pegó en una de las paredes una cartulina escrita a mano, con los datos de funcionamiento del grupo. En él, se lee que las reuniones son una vez al mes, que son gratuitas, y que se les pedirá una donación voluntaria de mil pesos. Que para hacerse socia se debe pagar una inscripción anual de 15 mil, que permite pedir los libros que hay en la biblioteca que implementó el grupo, gracias a las donaciones y a los fondos que recolecta con las socias. Los textos, entre los que se encuentran Bésame Mucho, del pediatra Carlos González; La Maternidad y el Encuentro con la Propia Sombra, de Laura Gutman; y Dormir sin Lágrimas, de Rosa Jové, se ponen sobre las mesas durante las reuniones, para que las asistentes los revisen, y se los lleven prestados por un mes.
Media hora más tarde, ya hay una veintena de mujeres con sus guaguas. Está Valentina y su hijo Alonso, de 11 meses. Camila, que tiene cuatro meses y medio de embarazo, y su cuñada Giselle, que está con su hija Zoe, de un mes de vida. Soledad y su hija Amanda, de 1 mes y medio. Dana y su hijo Balthazar, de un año y cuatro meses, que vienen de la V Región. Ana y su hijo Eloy, de seis meses; y Myriam y Matías, de tres años y 10 meses, entre otras mamás con sus vástagos. El tema de la reunión de este mes son los mitos de la lactancia. Para comenzar, Nathalie les hace la siguiente pregunta: “¿Qué mitos les ha tocado escuchar?”. “Que hay que darles cada cuatro horas”, responde una. “Que tu leche es mala”, cuenta una desde más atrás. “Que hay que darle diez minutos por lado”, agrega otra. “¡Que te está usando como chupete!”, exclama una, sacando risas simultáneas en las demás, quienes mueven la cabeza asintiendo. “Ese mito sí que es bueno”, dice Nathalie. “Hay que recordar que el chupete fue inventado después de la teta. No es que el bebé te use como chupete, sino que usa el chupete como teta. Es importante que tratemos de volver a pensar que lo natural es lo normal”, explica. Ese ambiente relajado, tranquilo, donde las que están embarazadas escuchan con atención, donde las que amamantan lo hacen sin miedo de que alguien las mire feo, y donde los niños juegan y lloran y gritan sin temor de que alguien se queje, será la tónica durante toda la reunión, que finalizará una hora y media más tarde.
La opinión de los demás
Nathalie Clermont conoció la Liga de La Leche en 1993, en Canadá, su país de origen, cuando quedó embarazada de su primera hija. “Llegué a la reunión como cualquier mamá que anda buscando información, sin saber nada de lactancia”, recuerda. El sentimiento de comunidad que se generaba en las reuniones la sorprendió y fue lo que la motivó para formarse posteriormente como voluntaria. “Acá se les dice líder, pero en el fondo es una madre que ayuda a otra madre. La mujer durante el posparto está muy sola. Es supersolitario estar entre cuatro paredes con un recién nacido, y a veces dos, que hay que atender todo el tiempo”, dice. “Por eso creo que lo importante de estas instancias es compartir experiencias, ver a otras mujeres que les está pasando o les ha pasado lo mismo que a ti. Se forma una especie de hermandad cuando van contando ‘esto me pasó y lo solucioné así’ o ‘para mí funcionó esto y eso no’. Se genera como una tribu formada por gente que te contiene, que te escucha, que conversa, independientemente de que opinen distinto. Seguro hay mujeres que esto no les gusta y está bien, quizás no sea para todas, pero sí es importante saber que existen estos grupos de apoyo, sean o no los de la Liga, y que hay otras miradas sobre la maternidad que tienen que ver más con la crianza con apego, en que se valora más el instinto materno”, opina.
En 1998, Nathalie llegó a Santiago. “Mi marido es chileno y al comienzo veníamos por poco tiempo y aquí estamos todavía”, cuenta sonriendo. Cinco años después comenzó a trabajar como monitora de la Liga de La Leche Chile y, en 2010, se certificó como consultora de lactancia por el International Board Certified Lactation Consultant (IBCLC), el organismo más importante en su especialidad. Su trabajo remunerado como consultora de lactancia, que es paralelo al voluntariado, consiste en ir directamente a las casas a ayudar a las mamás que les cuesta amamantar porque tienen mala postura al lactar, porque la cantidad de leche disminuyó o porque tienen síntomas de mastitis, entre un sinfín de dificultades que pueden surgir. Tanto en las reuniones de la Liga como en sus visitas a domicilio, a Nathalie le ha tocado escuchar y orientar a madres que están agobiadas al ver la diferencia entre lo que ellas realmente quieren hacer con sus hijos y lo que escuchan de las personas que las rodean. “En esta sociedad es difícil la lactancia; en vez de fomentarla, se mira con recelo. Mucha gente opina, le mete mano, se entromete en el proceso. Por ejemplo, te dicen que tienes que amamantar cada cuatro horas, diez minutos por lado, y eso lleva al fracaso de la lactancia. Lo más probable es que una guagua no aguante cuatro horas porque la leche materna se digiere en 90 minutos, entonces pasa hambre, llora y la mamá se desespera porque le dijeron que debía hacerle un horario a la guagua para que no se acostumbre, no se vuelva malcriado ni manipulador”, explica. “Lo de los diez minutos tampoco es cierto, porque la leche va saliendo con diferentes componentes al inicio que al final, entonces es mejor vaciar un pecho primero antes de ofrecer el otro. Y pasa que después vas al pediatra y la guagua no ha subido de peso, entonces te dicen que tu leche es mala y que tienes que darle relleno. Como amamantas menos, baja tu producción de leche hasta que, finalmente, dejas de amamantar”, resume.
Este escenario tiene como consecuencia, según Nathalie, que las mujeres tiendan a confundirse y a considerar la lactancia como un problema. “La lactancia te libera, aunque muchos piensen lo contrario. Es gratis y la puedes dar en cualquier momento, no necesitas nada extra. Es un alimento vivo, que entrega todas las defensas para el sistema inmunológico hasta en la última gota. Ayuda a la parte emocional, genera niños más seguros, porque nunca se les negó lo que necesitaban en el momento de sus vidas en que eran más vulnerables. Es lejos lo mejor que le puedes entregar a tu hijo”, asegura. “Por eso, siempre aconsejo seguir el instinto, creer en él. Por ejemplo, tu instinto jamás va a aguantar que tu guagua llore, porque el llanto es una alarma. Si fuera para escucharlo, sería una melodía, pero no es así, es muy molesto, precisamente, para no ser ignorado. Un recién nacido de hoy, en el año 2012, tiene la misma genética que uno que nació en la prehistoria. Si lo dejas solo, siente peligro y llora. No sabe que no está solo, que está entre cuatro paredes y que no le pasará nada, por lo que necesita ser tomado en brazos, que la madre, o quien lo cuide, le entregue la seguridad que necesita para crecer”, explica.
Mamá antes que todo
Es mediodía y Nathalie da por terminada la reunión del mes de julio, pero la gran mayoría de las mamás se queda conversando en pequeños grupos de tres o cuatro, mientras amamantan o acunan a sus hijos. Hay quienes se acercan a Nathalie para preguntarle algo más íntimo, otras piden el formulario de inscripción y algunas consultan a las encargadas por los libros de la biblioteca.
Soledad Ramírez, mamá de Amanda, asiste por primera vez a este encuentro. “Es muy rica la energía que se genera en el grupo, todas tienen un objetivo común que es querer lo mejor para sus hijos, aunque sean decisiones distintas a las de uno”, opina. “Yo soy bien racional, soy médico, y la lactancia me ha puesto a prueba. Me ha permitido contactarme con mi parte emocional, con lo fuerte del instinto materno. La medicina no me ha servido para nada en esto. Con todo lo profesional que puede ser uno, con todos los estudios que uno pueda tener, todo queda chico a la hora de ser mamá. Y ahora me siento mucho más mamá que doctora”, afirma.
Dana Galatzan es la cuarta vez que participa. Además de ser la mamá de Balthazar, tiene 21 semanas de embarazo. “Gente de mi familia y conocidos me han dicho cosas como ‘ay, como le das a cada rato’, ‘va a ser muy regalón’, o lo que decían antes, que me usa de chupete, entonces escuchar a otras mamás que opinan igual que tú, te alivia”, dice y agrega. “A pesar de que en internet hay mucha información que sirve, estar en vivo y en directo con otras mujeres es distinto y mucho mejor”.
Ana Fernández es española y mamá de Eloy, un niño de 6 meses. Para ella, la Liga de La Leche le ha permitido seguir con su filosofía de crianza natural. “Venir a la reunión de la Liga es romper con los falsos mitos o con los consejos bien intencionados que, a la larga, no sirven”, cree. “Participar es reforzar la opción de lactancia que tomaste y también de aprender. Te reafirma mucho como mamá”, asevera.
En Santiago, la Liga de La Leche realiza reuniones mensuales en comunas como Las Condes, Providencia, Santiago Centro y Buin. En regiones está presente en Arica, Iquique y La Serena. Para más información visitar:
www.llli.org
www.lllchile.blogspot.com
www.lllcordillera.blogspot.com
www.lactancia.cl
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