Vacaciones de las vacaciones

La verdad es que nunca me había reído con la sección de humor de la Revista Ya de El Mercurio, hasta me atrevería a confesar que nunca he entendido los chistes de la ilustradora. Pero cuando vi la ilustración de la semana pasada, me sentí totalmente identificada con ella, pues así mismo me sentí al regresar de nuestras vacaciones. Por lo que no pude evitar compartirlo con ustedes.

Imposible negar que lo pasamos muy bien, cambiamos de aire y disfrutamos al máximo de la naturaleza y la playa. Los niños estuvieron ese mes, como nunca en el año, libres de virus y enfermedades, nada de medicamentos ni alergias (bueno, excepto la APLV de mi hijo). Compartimos con todo el familión (tíos, primos, sobrinos, etc) que por lo demás, eramos muchos, pues todos veraneamos en ese hermoso balneario.

Diversión era lo que nos sobraba, tuvimos la visita de un matrimonio amigo y también de mi hermano, nos encontramos con uno de los amigos (del condominio) de mi hija. Comimos mariscos y pescados, también bastantes asados. Hasta disfrutamos de una tocata de Juana Fé, con tema dedicado incluido. Lo pasamos muy, pero muy bien y no queríamos volver a Santiago, a tal punto que nos quedamos una semana más.

Pero yo volví A GO TA DA. Porque aún no sé, quien dice que uno descansa en la vacaciones - a no ser que te vayas a un todo incluido, donde de lo único que te preocupas es de saber a que hora vas a comer o si vas a ir a la playa o la piscina -. Porque uno igual debe cocinar, hacer camas, lavar platos, barrer la casa, etc. Además de correr todo el día tras los niños, pues estabamos en una casa de segundo piso sin las medidas de seguridad que uno esta acostumbrado en su hogar (mallas en ventanas, protección escaleras, etc).

Ni me hablen de dormir una siesta o tomar sol en la playa, pues me pasaba todo la tarde parada en la orilla viendo como mis hijos hacían castillos u hoyos en la arena y jugaban con las olas y cuidando que el loco de mi hijo no terminara de cabeza en el agua botado por una ola. Bueno para que no crean que soy mal hablada, también tuve mucha ayuda de mi marido y mi mamá, a quienes agradezco un montón. Seguro muchos de ustedes pensaran y/o me dirán me quejo de llena, quizás puede ser.

Pero aún así, después de un merecido y disfrutado mes en la playa, al llegar a Santiago, lo único que quería gritar era: ¡¡Necesito unas vacaciones de mis vacaciones!!

Pd: la cara de los niños de la ilustración son ciertamente mis hijos, jajaja, claro que mis hijos son más chiquitos de edad.