El amor de madre es indescriptible, tiene una fuerza y esperanza sin límites. Viendo las imágenes del rescate de los mineros, lejos lo que más me emocionó fueron aquellas en que las madres esperaban ansiosas llenas de amor por abrazar a sus hijos.
Cuando vemos a nuestros hijos enfermos o sufriendo, nuestra alma se parte, lo que único que deseamos es ponernos en su lugar y de alguna forma poder mitigar su dolor. Porque nuestros hijos son un pedazo de nosotras, porque los cargamos por nueve meses y los seguiremos cargando por toda la vida.
Nuestro amor no busca recompensas, no esperamos un “gracias”, ni aplausos, es desinteresado y nada reconocido, pero eso no nos importa, porque cuando elegimos ese rol, lo hicimos libremente.
Pero todo esto no lo entendemos hasta que somos madres, y vivimos esa experiencia. Y yo tampoco lo entendía, hasta que nacieron mis hijos. Muchas veces me he sentido ingrata y malagradecida con mi madre. Esa mujer que se desvelo horas cuando yo estaba enferma, ella que me cuido con amor y me dio valores y enseñanzas que hoy transmito a mis hijos, esa mujer que sin esperar nada a cambio me hizo la mujer que soy. Mamá te amo.
Con estas líneas quiero homenajear a todas las madres del mundo, a la mía, y sobre todo a las madres de los mineros que siempre tuvieron fe en que estaban vivos y no se cansaron de gritarlo, que lucharon y exigieron su rescate, esas madres que esperaron horas, días y meses en el Campamento Esperanza para sentir a sus hijos nuevamente en sus brazos, besarlos y decirles cuanto los aman desde el mismo día que nacieron…
3 comentarios:
Yo recuerdo que cuando estaba ingresada después de dar a luz la única persona que se preocupaba por mí y no sólo por la bruja era mi madre y eso se lo agradeceré siempre.
Por cierto tienes un Bob esponja esperándote n mi blog.
ohhh, gracias linda!
Que bonito post, primera vez por aquí y creo que me quedo!
Un beso wapa!
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