12 de enero de 2012

No más guarderías en los casinos, por Leonor Alonso

Hoy quiero compartir la columna que escribió la impulsora de la campaña NO más guarderías en los casinos, ella es Leonor Alonso, Publicista y Directora FlashmobChile. En su columna cuenta sus razones de porque dio inicio esta campaña. 

Columna publicada originalmente para Molécula, puedes seguirlos su página en www.molecula.cl y @molecula_cl en Twitter.


Hace un par de meses, me enteré que el Enjoy de Viña tenía una guardería, y me descolocó. Pensé en los pros y contras, y ganaron estos últimos. No pasó de ser un pataleo mío en Twitter, pero con el paso del tiempo sumé testimonios, investigué y concluí que estaba mal, muy mal.

El detonante de la campaña que hoy estoy impulsando, fue una escena de terror ocurrida el viernes 30 de enero en el Enjoy de Rinconada. Eran las tres y algo de la mañana y yo me disponía a volver a mi casa, cuando en la puerta del casino veo a una mujer joven con un niño de unos dos años, que lloraba desconsolado. Me acerqué y, para mi sorpresa, la señora me dice que espera las llaves para ir a dejar al niño al auto, puesto que ya habían cerrado la guardería.
 
Se imaginará la que armé, considerando que además de todo, dejar a un menor en un auto es un delito (más aun con las agravantes obvias de hora y lugar). Luego de ver que a los guardias les daba lo mismo, llamé a Carabineros de Colina y, al entrar de nuevo al casino, uno de los mismos guardias me dice: “Y usted qué se mete tanto, si no es su hijo”. La frase es perversa en su totalidad, en la medida que no comprendemos que los hijos de los otros también son nuestros. Si es por eso, que nada te importe: que les peguen, que abusen de ellos. Total…no son tus hijos. Mal.

Al volver a Santiago, me pegué a Twitter y creé el hashtag #NoMasGuarderiasEnCasinos. Se lo copié a todos los políticos que tengo en mi TL, y dos engancharon de inmediato: Karla Rubilar (RN) y Felipe Harboe (PPD), quienes me han ayudado a darle forma a esta denuncia y pasarla a la Cámara de Diputados para investigar. Asimismo, conté con el apoyo irrestricto de mi amigo Matias Carrozzi.

Para no marear con datos, les doy las razones clave de esta causa:
  • Las personas que van a un casino, tienen el dinero suficiente para jugar. Por lo tanto, pueden pagarle a alguien que cuide de sus hijos en casa.
  • Cuando uno juega –a mi me encanta y no temo en decirlo– sube la adrenalina, y quienes toman alcohol (yo no lo hago) pueden pasar varios tragos sin sentirlo. Y de ahí a subirse a un auto con un menor, es un paso que puede ser  mortal. Un casino no puede avalar un hecho como éste.
  • Las guarderías no están supervisadas ni por el Sename, ni por la Junji, por lo que terminan siendo responsabilidad de la Superintendencia de Casinos. ¿Y qué saben ellos de niños?
  • Cuatro guarderías de entre todos los casinos de Chile, se encuentran al nivel de los estacionamientos subterráneos, con altos niveles de CO2 y dificultad de escape.
  • Ya ha habido casos de personas que olvidan a sus hijos en las guarderías, como si a uno se le quedara la cartera en el guardarropía.
  • A altas horas de la noche, los niños deben dormir en sus camas, tranquilos y libres de estímulos excitantes o que los alteren. No hay que ser psicólogo para comprender esto.
  • Y, por último, esto me parece tan inmoral como tener guarderías en moteles, discoteques, bares, pubs, e incluso prostíbulos. ¿Por qué no?
 
Los niños no son cosas que se anden acarreando. Son seres humanos y tienen derechos propios: los Derechos del Niño, que en Chile se vulneran a cada rato. ¿Habrá en la Constitución un artículo que diga: “dejen que los niños se críen solos y que los viejos mueran”? Porque así nos comportamos como país.

Un adulto puede hacer lo que quiera con su tiempo, su plata y sus ganas. Puede jugar lo que quiera. Y al final, los casinos proveen de trabajo en zonas complejas, además de ser lugares entretenidos. Y, como todo en la vida, con moderación se disfruta. Pero los niños… No, no me toquen a los niños. Ellos no pueden andar jugando a la ruleta rusa por la irresponsabilidad de sus padres.

No voy a parar, con o sin apoyo político. Esto es una vergüenza país, y poco me importa quien diga que los padres hacen lo que quieren con sus hijos. Eso no es así. Si no, no existirían organismos que velen por ellos aquí y en la quebrada del ají.

1 comentario:

Bere dijo...

No creo que se pueda agregar mucho más, está muy bien dicho. Y eso de que "qué le importa si no son sus hijos", es una muestra de la indiferencia que tenemos. Como dicen, se necesita una tribu para criar un hijo... aunque sea para que te jale las orejas cuando haces algo mal ;-) saludos!