Y como nada es eterno, ya estamos de regreso de
nuestras vacaciones, fue un mes excelente, los días estuvieron muy buenos, solo
un par de días nublados. La última semana fue la mejor en cuanto a la playa,
con el agua más templada de lo normal y el mar muy calmo.
Mis hijos lo pasaron muy bien, a tal punto que
no querían volver. Disfrutaron del mar, el aire puro y la familia, pues donde
vamos de veraneo mis tíos tienen casas, así que todos los días estábamos con
ellos en la playa y mis hijos jugaban y abusaban bastante de su paciencia,
pobrecitos, también coincidimos dos semanas con mi prima y mi sobrinita de un
año y medio, por lo que tenían con quien jugar mi hija y con quien pelear mi
hijo, jeje.
Así mismo hicieron dos nuevos amiguitos, unos
hermanitos que tienen la misma edad de mis hijos, con ellos jugaban en la
playa, al despedirse el ultimo día lo hicieron de abrazos prometiendo verse el
próximo verano y seguro así será, pues ellos son hijos de una pareja de
artesanos de la feria que todos los veranos y fines de semana largos se instala
en la playa.
Casi todos los días en la mañana los niños
salían a caminar con papá, o bien con la Abu, que nos acompaño las últimas dos
semanas, si no salían a caminar, bajábamos a bañarnos en las piscinas que se
forman en los roquerios, después de almorzar bajábamos a la playa. Ahí los
niños jugaban en la arena o bien se bañaban, claro que la que más se bañó, jugó
y nadó en las olas fue mi hija, mi hijo si no lo metíamos yo o el papá, sólo se
mojaba los pies corriendo y jugando en la orilla.
Lo mejor de tanta actividad fue que mi hijo se dormía
muy temprano, muchas veces se durmió a las ocho de la noche, apenas subíamos a
la casa lo bañábamos, se tomaba su leche y caía rendido en los brazos de Morfeo,
muy pocas veces logro cenar. Cuento aparte era mi hija quien se dormía casi
todas las noches después de las diez.
Si bien los que menos descansamos fuimos los
papas, el cambio de aire y rutina hace todo distinto, aun trabajando más de lo
que hago en casa durante el año, no hay como disfrutar de la brisa marina, el
clima y la tranquilidad lejos del ruido y el estrés propio de la ciudad.
Pero ya estamos aquí, y esta semana y la próxima
se vienen a full, el próximo lunes operan a mi hijo, lo que ya pone una cuota
de estrés para mí, así que ayer partí a hacerle todos los exámenes de sangre
que piden antes de una cirugía. También el lunes entra a clases mi hija, y a
diferencia del año pasado que compre todo antes de irnos de vacaciones, ahora
debo partir a comprar la lista de útiles escolares y lo que haga falta del uniforme,
que hasta el momento sólo son zapatos, pues el resto del uniforme le queda
bueno aún, además comprar la lista de útiles para mi hijo, que entra al Jardín
Infantil a mediados de marzo. Esta semana también debo repetir los exámenes
para descartar una posible diabetes gestacional, lo que implica toda una mañana
perdida.
Como acostumbramos a decir aquí en Chile “se
nos vino marzo” y yo ya empiezo a contra reloj, cada día se acerca más el
nacimiento de mi hijo, por lo que debo aprovechar este mes para hacer todas las
compras que faltan para él, es decir todo, y además dejar avanzado el par de
proyectos en los que estoy trabajando y del que pronto les contaré.