26 de mayo de 2011

Lo que no quisieramos contar a un hijo

Desde que soy mamá, siempre ha rondado por mi cabeza como explicar a mis hijos ciertas situaciones y temas difíciles y complicados. Muchas veces me he preguntado de que forma los abordaré con ellos, como por nombrar algunos, lo pueden ser la sexualidad, las drogas y la muerte de un ser querido.

Lamentablemente esta semana tuve que hablar con mi hija sobre uno de ellos: la muerte de un ser querido. El lunes nos enfrentamos con el sensible fallecimiento de mi abuelo, al cual mi hija tenia un profundo y sincero cariño.

Mi abuelo fue una persona que no solía demostrar mucho sus sentimientos, descendiente árabe, fue criado muy machista, incluso siempre notamos un cariño mas especial hacia mi hermano, el único varón de sus 7 nietos. No era de esos abuelos que andaban abrazando y jugando con sus nietos, demostraba su cariño de otras formas. Y nosotros estábamos acostumbrados a ello y así también lo queríamos.

Dicen que con los años las personas se van ablandando, y así creo que fue con mi abuelo. Aún recuerdo la emoción en sus ojos cuando le lleve a mi hija recién nacida, para que la conociera. Desde ese momento demostro cariño y ternura hacia ella, y mi hija también hacia él. Cuando conoció a mi hijo, recuerdo perfecto sus tiernas y orgullosas palabras: "un varocito, un machito...", como queriendo decir: "otro varón a mi descendencia".

Cuando nació mi hija, mi abuelo ya no vivía en nuestra casa, sino en una casa de reposo que quedaba al frente de la casa de mis papás, pues necesitaba cuidados especiales (debido a problemas en sus piernas), que mi mamá no podía dárselos de manera integra (en esa epoca aún no jubilaba). Mi mamá iba todos los días verlo y preocuparse que le dieran sus remedios y los cuidados necesarios.

Por eso también mi hija creo lazos especiales con él, pues desde pequenita, cada fin de semana que íbamos donde mis padres, ella acompañaba a mi mamá a ver a mi abuelo, le ayudaba a darle sus remedios y conversaba con él. Con vergüenza, debo admitir, que mi hija lo visitó y acompañó en sus últimos años de vida, mas que yo.

Durante el ultimo mes, el estado de salud físico y mental de mi abuelo empeoro,  por lo que mi mamá decidió que mi hija no fuera más a visitarlo, pues encontró que era un poco fuerte para una niña tan pequeñita. Incluso, algunas veces quedo llorando en casa, pues quería visitar al "Tatá Lolo", aun explicandole que el Tatá estaba muy enfermito y cansado.

Hasta que llego esa llamada telefonica de mi madre, que temia oir. Me fui pensando todo el trayecto a casa de mis padres, como debía decírselo, en que momento, que palabras usar, y como explicarlo. 

Decidi que debia hacerlo, esa misma tarde, antes de irme al velorio. Así que me arrodille a su lado, y le dije que con el papá íbamos a salir, que teníamos que acompañar a la Abu, porque el Tatá Lolo ya no estaba con nosotros. Me miro y pregunto si se iba a morir. Le explique que ya se había muerto, que estaba descansando pues estaba muy enfermito, que se había quedado dormido.

Me miro con ojitos de pena, y me dijo que quería ir conmigo. Le respondí que hoy no, pero si mañana quería ir a despedirse de él, me podría acompañar. A lo que me movió su cabeza afirmativamente. La abrace y le di un beso. En ese momento llego mi nana (mi siempre salvadora, ya escribiré un post sobre ella), quien la empezó a entretener, para que yo pudiera salir tranquila.

Al otro día en la mañana, le pregunte si quería ir un rato a despedirse del Tatá, me miro con cara angustiada y me dijo que no. Por una parte sentí alivio, no se si hubiese sido una buena decisión el haberla llevado. Prefiero que se haya quedado con el recuerdo de mi abuelo, acostado en una cama o sentado en su silla de ruedas, que el verlo dormido y encerrado en un ataúd, rodeado de flores y gente triste alrededor.

No sé si afronte la situación de la mejor manera, o si mi modo de decirselo fue la correcta. Tampoco sé, si ella realmente entendió que había pasado. Lo cierto es que ahora ya estoy preparada para contestar sus futuras dudas, si las tiene.

16 comentarios:

Mama mimosa dijo...

Yo creo que lo hiciste con mucho cariño. No sé hasta qué punto pudo comprender lo sucedido, pero sí aprendió que era un momento triste. Creo que hay que afrontar la muerte con naturalidad, como una fase más de la vida, dolorosa pero real.

Unknown dijo...

que dificil situacion Pame! yo creo que lo manejaste bien, es dificil planear como nos vamos a comportar en un momento asi...lo siento mucho por tu abuelito...

Tamy Quitral dijo...

Que pena Pame, me ha emocionado mucho tu post, de verdad lo siento mucho por tu abuelo,seguro que ahora está descansando y yo creo que poco a poco tu hija irá entendiendo lo que pasó, solo hay que darle tiempo...

Un gran abrazo

Angela dijo...

Siento que lo que le dijiste lo justo y necesario y además con cariño... una pena lo de tu abuelito, pero qué suerte que tu hija lo pudo conocer.
Cariños

Bere dijo...

Pame, qué difícil! mi abuelita es igual a tu abuelo, siempre fue poco expresiva y ahora con Gabriel se deshace de ternura al verlo. Los años y las cosas que han vivido los hacen cambiar y valorar a su familia.

Es muy difícil de explicar la muerte a los niños, pero creo que no pudiste encontrar palabras más amorosas. Y también creo que fue bueno que tu hija no fuera, son ideas mías, tampoco se si sea lo mejor, pero cuando era niña y murió el papá de mi mamá me dio miedo verlo en la caja y yo tenía como 8 años. Pero cada quien es diferente y tu niña es muy sensible y poco a poco lo entenderá mejor.

Abrazos a tu familia.

Katty dijo...

Pame siento mucho tu perdida; sin embargo encuentro que tu forma de explicarle fue bonita y llena de amor, no le dijiste nada traumático y creo que mientras el mensaje sea transmitido con amor, será mas fácil de entender para ella; además estoy muy de acuerdo contigo q es mejor que se quede con la imagen de él cuando aún estaba bien, hace unos días murió mi madrina y (aunq yo detesto acercarme al cajón) mi primo me llevó hasta donde ella para despedirme y te juro que a mis 32 años, hubiese preferido jamás verla en ese cajón y sólo recordarla sonriendo y contandome algo gracioso, asi q por lo mismo imagino que el impacto de esa imagen para un niño, debe ser nefasta.

Claudia Corazón Feliz dijo...

Me quedé preguntando cómo lo haré cuando me toque con mi mostra. Supongo que apelaré al instinto materno nomás.

Saludos.

Vall dijo...

Que triste la perdida de tu abuelito Pam, que Dios le de fuerza y tranquilidad a toda tu familia en especial a tu princesa, que sin duda, en su pequeño mundo de niña ya puede comprender parte de lo que significa la muerte :( Quizas decirle que su abuelito se fue al cielo, al ladito de Dios a un descanso eterno sea una buena opcion :) Cariños.

100% Mamá dijo...

Gracias a todos por sus comentarios, me han emocionado mucho....

Mama Mimosa: gracias, tienes razon en cuanto a tomarlo con naturalidad

Bren: muchas gracias, fue dificil esa situacion..

Carrusel de Sofia: gracias Tamara, y si, ahora esta descansando, eso consuela...

Angela: si tuvo suerte de conocer a su bisabuelo. ;)

Bere: gracias linda, si, yo tambien tengo el recuerdo de haber ido a un velorio muy chica y no me gusto...

Katty: cierto... parece que fue lo mejor no haberla obligado a ir.... gracias ;)

Claudia: tu cachai po, solo es mejor seguir el instinto materno... :)

Vall: gracias por los deseos... claro para la gente creyente ese quizas puede ser una buena explicacion, por mi parte no se puede, pues no soy creyente... un abrazo

Anónimo dijo...

Es muy difícil yo también me plantee este problema y ahora mi hijo vive convencido de que la gente se muere a los 97 años, que fué la edad en la que mirió su bisabuela, supongo que es porque le tranquiliza pensar que a nosotros sus papis aún nos queda mucho para llegarÉl sabe que mi padre también está en el cielo pero no pregunta
http://avecesmujersiempremama.blogspot.com/

Lo siento mucho

Vicky dijo...

Hola Pame, que dificil tener que contarles a los hijos situaciones que nos duelen tanto, aún no me toca explicarles algo así a mis niñas pero creo que lo mejor es hacerlo con la mayor honestidad y de la manera mas simple.
Te mando un abrazo grande grande!!!!

Mamá nortina dijo...

Pame, creo que lo abordaste de la mejor manera, por tu propio instinto cariñoso de mamá, lo justo. Y tu hija lo manejó de la mejor manera, por que los niños son muy sabios y fue muy madura para su edad. Yo te puedo decir que por experiencia propia, viví la muerte de mi padre a los 4 años y medio y no entendí nada. Al contrario, me sentía feliz de encontarme con toda mi familia y conocidos juntos, que me abrazaban y besaban... por suerte, mi mamá no me hizo verlo dentro de su cajón, por eso lo recuerdo jugando conmigo. Con el tiempo comprendí que ya no estaba y que no estaría nunca más. Pero como yo creo en Dios, se que el está en alguna parte del cielo y se que cuida de mí y de mi familia...

Cata dijo...

Pamela, son temas que nunca serán fáciles de abordar ni para grandes ni para chicos, pero en mi mas humilde opinión, creo que hiciste bien en decirselo. A los niños no se les debe ocultar la realidad, eso es como menospreciar sus capacidades... y como me ha dicho siempre mi abuela: La muerte es la única cita que jamás podremos eludir. Y en la medida de lo posible debemos verla como un estado mas de la vida..

Silvia dijo...

Pamela, siento mucho la pérdida de tu abuelo e imagino lo complicado que habrá tenido que ser explicar su marcha a un hijo. Creo que actuaste bien, con naturalidad y explicando una situación complicada con palabras acordes a su edad. Mucho ánimo!

Daniela Jasso dijo...

Lo que no quisiera contarle a mi hijo es xq su papá no se hizo cargo de él así que de cualquier forma lo tendré que hacer aunque me duela... Besos me encanto como configuraste tu blog se ve bellísimo

Faith dijo...

Siento mucho la muerte de tu abuelo, y siento mucho que tu hija se haya tenido que enfrentar a la muerte de un ser tan querido. Me parece que lo hiciste bien, fuiste honesta con ella, que es importante, y ahora seguro te hará mas preguntas, respondele todo, y si no sabes algo, dile honestamente que no sabes. Reconfortala haciendola recordar los momentos felices que vivió con su abuelo, esas visitas que tanto le gustaba hacerle, que se sienta tranquila por haberlo hecho feliz.