30 de junio de 2011

Madres que olvidan rápido

Hace unas semanas fui testigo del descuido de una madre en el cuidado de sus hijos. Había pasado a recoger a mi hija a su colegio y decidí pasar a un supermercado chiquito que hay en el camino de vuelta a casa. Este súper tiene estacionamiento, el que está a un costado del local, sin cuidador, incluso a simple vista, parece que no perteneciera al recinto, hay lugar para 3 autos, más uno para discapacitados y otro de embarazada.

Cuando llegue, solo había dos espacios disponibles, el de discapacitados y uno al lado, en el que me estacioné. Bajé a los niños y entramos a comprar, la verdad es que no demore más de 15 minutos, pues necesitaba sólo un par de cosas.

Al regresar al auto, el espacio de discapacitados estaba ocupado, por supuesto, y como ocurre la mayor parte del tiempo, por un auto que no era de discapacitado. Mientras subía a mis hijos en sus sillas, veo que en el interior del auto estaban dos niños, como de la edad de mis hijos, uno debe haber tenido menos de 4 años y el otro unos 2 años, el más pequeño estaba en su silla, y el mayor lo estaba entreteniendo con un juguete. Los niños estaban SÓLOS y encerrados en el auto.

Debo reconocer que cuando me percaté de la situación de los niños, me quede en blanco, pensé ¿Qué hago?. No podía creer que alguien los había dejado solos, más encima en ese estacionamiento, donde nadie se daría cuenta si se los roban o se roban el auto. Decidí subir con calma a mis hijos al auto y quedarme ahí un rato razonable hasta que llegara el chofer, si se demoraba mucho, llamaría a Carabineros.

A los cinco minutos llego la que supuse era la madre de los niños. Metió las bolsas a la maleta del auto, se subió sin siquiera mirar a los niños para ver cómo estaban y se fue. Calculo que debe haber estado dentro del supermercado unos 15 minutos. Y ahí quede yo, sentada en frente del volante, tratando de entender la situación. No soy una madre perfecta, muy por el contrario, a veces también he sido descuidada con mis hijos, pero jamás dejaría a mis hijos solos, donde sea (en un parque, en la casa, en un cumpleaños, etc.), ni siquiera por un par de minutos.

No entiendo como hay mujeres que aún, después de ver y leer en las noticias tantos casos de niños olvidados en los autos con consecuencias fatales, aun lo hagan. Yo entiendo que a veces los niños no son la gran compañía al salir de compras, que son inquietos, que uno se demora el doble con ellos, que piden cuanta cosa ven, etc. etc. Pero de ahí a dejarlos en el auto, encuentro que es demasiada negligencia.

¿Qué hubiese pasado si mientras ella estaba dentro del super, le roban el auto? o bien los niños abren la puerta y se bajan, o hay un temblor, en fin, mil otras cosas que se me ocurren. Quizás puedan pensar que soy exagerada, tal vez si a mí me cuentan la situación también lo creería, pero ver esos niños solos y encerrados, realmente me asusto.

Cuando recuerdo lo sucedido, me recrimino el no haberle dicho nada a esa madre cuando llegó al auto, o quizás haber llamado a carabineros, no sé, al final fui un testigo pasivo y algo debí haber hecho. También me indigno, que fuera de su negligencia al dejar los niños ahi, se haya estacionado en el lugar de discapacitados. Doble irresponsabilidad.

Ojalá nunca tengamos que leer u oír noticias sobre niños asfixiados dentro de vehículos, pues últimamente parece una epidemia, aunque lo dudo. Porque como se pueden dar cuenta, aun hay madres que no lo entienden.
 

28 de junio de 2011

A los padres....

Como hace poco celebramos el Día del Padre, me parece bien compartir con ustedes este articulo, que salio hace un par de semanas en un suplemento del periódico El Mercurio. Como siempre ando leyendo los diarios y revistas con semanas de atraso, ayer recién lo leí y me gusto, pues reconocí en lo escrito a mi marido, a mi padre y a mi abuelo. Espero les guste.


Un Papá en 10 capítulos

Padre hay uno solo. Es el que recibe la noticia de que viene un nuevo miembro a la familia. El que busca la conexion con el embarazo de su mujer. El que se convierte en apoderado. El que termina sucumbiendo a barney y a las Barbies. El que no acepta al pololo de su hija. Y el que recupera su traje de superheroe con sus nietos. Aquí momentos estelares para reconocernos como padres. (Textos: Francisco Javier Olea, Revista Sábado)










16 de junio de 2011

Sentada como Rana

Para los que leyeron la entrada Poco Tiempo y se preguntaron porque llevo a mi hija al Kinesiologo, aquí se los cuento.

Resulta que camina con las rodillas juntas ("genu valgum" moderado), no es algo muy notorio. Esto se reconoce con una mal postura al sentarse, o como lo llama el Traumatologo "sentada de rana", o sea, se sienta en el piso con las piernas flectadas hacia atras, como lo muestra la foto.

Cuando tenía como 3 años, mi mamá un día me comenta que notaba que mi hija tenía las rodillas juntas, que si no la habíamos llevado al traumatologo o si lo había comentado con la pediatra. Como yo siempre creo que mi madre exagera un poco, en cosas relativa a la salud de mis hijos, no le tome mucha atención, pero igual cuando tuvimos control con la pediatra se lo comente.

La pediatra me dijo que de todas formas la derivaría al especialista, para salir de dudas. Y así fue que cuando fuimos donde el Traumatologo infantil, este nos dijo que ciertamente mi hija tenia las rodillas un poco juntas (otra vez mi madre tenía razón). Y que esto se corregía enseñándole a mi hija a sentarse como indio, con las rodillas cruzadas.

Nos recomendó que debíamos ser firmes en esa postura, ya sea al jugar, ver tele, al comer, etc. Que sus músculos estaban muy cortos y había que alargarlos. Nos dio un año de plazo para corregir.

Entonces durante ese año me dedique como loro a repetir "tus piernas", "sientate bien", "mira como estas sentada" etc etc. Obviamente el problema continuo. 

Cuando volvimos a control a finales del año pasado, el doc, le explico a mi hija como debía sentarse y porque era importante corregir el problema. Que los niños con este diagnostico sufren constantemente de caídas cuando corren, que después le dolerán las piernas, entre otras que no recuerdo.

Le dijo que durante el verano debía aprender a sentarse bien, pues el único tratamiento que quedaba después eran las sesiones de Kinesioterapia. Ella como es todo una lady, le dijo que lo haría y que no lo olvidaría. Y así pasamos el verano corrigiendo su forma de sentarse. Aunque muchas veces mi hija lo olvidaba, cuando me escuchaba decir (o gritar) "tus piernas", inmediatamente se sentaba bien.

Bueno, a mediados de abril fuimos a control, y tal como lo sospechabamos con mi marido, nos mando a kine. Así que, aquí estamos, yendo una a dos veces por semana a las sesiones de una hora, en las que las kinesiologa (un amor ella, mi hija la adora) le hace varias series de ejercicios para elongar sus músculos. Los que debemos repetir en casa todos los días. Porque así una vez que sus músculos se alarguen, su problema se corregirá.

Lo que me encanta de la kine, a parte de ser tierna y carismática con los niños, es que en las sesiones mi hija no esta sola, siempre esta con dos o tres niños mas que tienen lo mismo. Lo que es un estimulo mayor, y la clase es mas entretenida.

El gran problema de todo, es que en casa me cuesta mucho hacer los ejercicios con ella. Se queja que le duele, no los hace bien y llora todo el rato. Mas aun porque yo soy "sargenta" y exigente, si el ejercicio lo hace mal, lo debe repetir. Vieran el show de todas las tardes, llantos y gritos de dolor (según ella, estoy segura que será actriz). Sumado a mis retos, mis gritos, más los llantos de mi hijo, porque no le doy atención a él, uf. Es la casa de locos.

Ahora si estoy segura que los vecinos deben creer que la maltrato, y mejor que no la vean con su ojo morado y su chichón en la frente, porque ahí si estoy frita, jajaja.

Volviendo a lo de las sesiones, deben ser 10, y según la kine, es muy raro que algunos niños necesiten mas sesiones, esperemos que sea así. A todo esto, he conversado con varias mamás que también llevan a sus hijos a las kine, y todas se quejan de los mismo, que con la dra hacen super bien los ejercicios, pero en las casas son terribles, lloran, patalean y se quejan todo el rato.

Al menos mi hija no es la única, que consuelo y alivio. Aunque bien dice el dicho "mal de muchos, consuelo de tontos", jajaja.

Lo peor de todo, es que mi hijo va por el mismo camino, se sienta como rana. Pero al menos aun esta chico y con tiempo de corregir. Por el momento, él ya sabe y esta acostumbrado, apenas le digo "hijo: tus piernas", me mira y dice: "A H I I I???" y se sienta bien, jajaja

Como escribió Sandra de ¡Anda, si es Mamá!, al igual que ella, me he convertido en toda una Fraulein Mutter, o Señorita Rotenmeyer o Sargento Mamá, el que más les guste.

13 de junio de 2011

Accidente, un ojo morado

Debo reconocer, que en los cortos 4 años de vida de mi hija, no ha tenido muchos accidentes feos. En comparación con mi hijo que con menos de 2 añitos, ya lleva a su haber al menos 4 caídas de la cama, 1 caída del sillón, 2 idas a urgencias por que se le ha salido el tendón del codo, 1 caída del columpio, entre otros golpes.

Los únicos accidentes que recuerdo de mi hija, fueron 2 caídas de la cama, 1 caída de cabeza en un juego del patio y un golpe feo en la frente cuando choco con un compañerito del colegio. Pero anoche sufrió una caída, que aparte de ser muy fuerte, le dejo un feo ojo morado.

Mientras jugaban en mi cama mi hermana y su pololo (o novio, para que entiendan mis amigas que no son de Chile) al "montoncito", se unieron al juego mis hijos, tirándose sobre ellos, mientras yo los supervisaba que no cayeran de la cama. Aunque debo ser sincera al reconocer, que más me preocupaba que no cayera mi hijo, pues él es mas loco, y mi hija como es más grande, también es más mesurada y suave en sus juegos.

Pero la pobrecita perdió el equilibrio y se fue de golpe al suelo. Rapidamente fuí a abrazarla, mientras lloraba y gritaba con un dolor inmenso, la tome y me la lleve en brazos a su dormitorio, para poder ver que le había pasado, cuando le veo un golpe al final de su ojo, era horrible. Ahí nos dimos cuenta que al caer se había golpeado en la esquina del velador. Le puse hielo y después de un rato logramos calmarla, pero ya tenia morado todo el sector donde se golpeo.

Hoy en la mañana la sorpresa fue tremenda, pues no solo tenia morado donde se golpeo, sino que también su ojo, como si le hubiesen pegado un combo. Además tenía un chichón en la frente. La pobre cuando se vio al espejo mientras la peinaba, me dice: "me veo fea". Me dio una pena.

Bueno, resulta que cuando la voy a buscar al colegio, la Miss me pregunta que le había pasado en el ojo, pues ellas le preguntaron y mi hija no les quiso contar. Ya me puedo imaginar lo que pensaron, pues si ella no les quiso contar.

Yo, con mi humor característico le contesto: "le dí su tate quieto". Y la Miss y los otros padres que estaban ahí me miraron con una cara de espanto. Parece que no entendieron mi broma, así que rápidamente tuve que contarles toda la historia de la caída. Jeje, ahí les cambio completamente el rostro.

Cuando iba con mi hija en el auto, le pregunte porque no le había contado a la Miss como se había pegado, y me responde: "es que me dio vergüenza...". Y pensé: más vergüenza me dio a mi, de que pensaran que el golpe se lo había dado yo. Ya seguro pensaban en llamar a los Carabineros para acusarme de violencia intrafamiliar, jajaja.

Les dejo la foto de su ojito morado. Lo único a favor, es que el morado es su color favorito, jeje.


6 de junio de 2011

Poco Tiempo

Mientras mas crecen mis hijos, menos tiempo tengo. Yo creía y me decían  que a medida que los niños crecían mas tiempo para mi y las cosas que quiero hacer podría tener, pero me estoy dando cuenta que es todo lo contrario. El tiempo ni me alcanza para poder escribir aquí tan seguido, como quisiera.

Como mi hija empezó este año el colegio, las jornadas son mas cortas, sale a la 13:00 hrs, en cambio el año pasado salia del Jardín a las 15:00 hrs. Si sumamos a esto las otras actividades extras diarias que tiene.

La mañana se me hace cortisima, la que consume mayormente mi hijo, que es super absorvente, hay que estar pendiente de él, pues no es nada tranquilo, además no le gusta jugar solito, y sin contar que es muy mamón, pidiendo upa todo el día.

Los días son casi todos así: cuando vuelve mi hija del colegio, estamos una hora ocupadas con su almuerzo (la lucha y peleas no faltan para que almuerce), después hacer las tareas que mandan del cole. Luego se toman su leche y queda tiempo para que vayan a jugar con sus amiguitos, son las 17:00 hrs.

Juegan con sus amigos hasta cerca de las 19:00 hrs. Ahí llegamos a cenar, otra hora más. Luego viene el baño y los ejercicios diarios que debe hacer mi hija por orden de la Kine (ya les contare detalles). Ya son las 21:00 hrs y por fin se van a la cama.

Mi hijo se duerme altiro, pero mi hija se demora más, pues hay que leerle sus dos cuentos. Así, recién después de las nueve y media de la noche puedo descansar de los niños. Luego debo servir la cena de mi marido, y comer algo yo, si es que como. Por lo que cerca de las 22:20 puedo sentarme a ver algún programa de tv o intentar escribir.

A todo lo anterior, hay que sumar que dos veces a la semana (miércoles y viernes) llevo a mi hija a sus clases con la Fonoaudiologa, lo que implica media hora de viaje de ida y otra media hora de vuelta, mas la hora de fono. Y los martes y jueves la llevo a kinesiologia a sus terapias, en los que también, entre viaje y terapia, son cerca de dos horas y medias.

Sin contar las clases de danza árabe a la que asistía mi hija los días lunes, pero tuve que suspenderlas, pues no quedaban muy cerca de casa, y me agotaba tanto ir y venir.

Y así mi marido me pregunta porque no tomo mis talleres de manualidades en la semana y no los sábados. Jaja, "en que momento" pienso yo.

Así, la teoría de las personas que te dicen "no te preocupes que cuando los bebés crecen, te quedara más tiempo" queda totalmente desmentida en mi caso. Bueno siempre tengo la esperanza de que cuando crezcan más tendré mas tiempo, o no?

PD: escribí este post mientras mi hijo dormía su siesta y mi hija salta sobre la cama a mi lado viendo Olivia y Frutillita, aprovechando que no trajo tareas del colegio.

1 de junio de 2011

Olivia

De todas las series infantiles que ven mis hijos mi favorita es Olivia, una simpática chanchita de 6 años, que vive con sus padres y sus dos hermanos menores, quien vive diariamente muchas aventuras, gracias a su gran imaginación. 

Esta chanchita encanta a grandes y chicos. A mis hijos le encanta, aunque con quien mas la disfruto, es con mi hijo, pues como yo, le fascina, sobre todo su canción de inicio.

Creo que mi fanatismo por esta cerdita, se debe a que encuentro que Olivia es muy parecida a mi hija. Y quiero compartir algunos ejemplos:

* Tiene una gran imaginación e ingenio, al igual que mi hija, se imagina mil cosas y crea su propio mundo e historias.

* Es preguntona y todo necesita una respuesta que la deje convencida.

* Esta obsesionada por un color, el rojo. Mi hija lo esta con el morado.

* Su hermano menor, es su gran estorbo, aunque muchas veces lo incluye en sus juegos, lo prefiere mas bien lejos. También mi hija, que aunque lo ame infinitamente y cuando le pasa algo es la primera en llorar por él, así también se queja todo el día que su hermano desarma sus cosas y juegos.

* Es muy femenina, físicamente activa y hábil.

* Llena de buenas ideas que ella considera detenidamente y está dispuesta a intentar llevar a cabo. Mi hija igual, siempre tiene "excelentes ideas", como dice ella.

* Se frustra con la distancia que existe, entre lo que desea hacer y lo que le permiten hacer. Sí, definitivamente en esto son igualitas.

* Tiene su "amienemiga", su amiga fiel un día y al otro su enemiga. Mi hija igual tiene una!! jajaja.

Y así podría enumerar muchas mas similitudes entre Olivia y mi hija, pero creo que con esas es suficiente o no?.


Para los que aún no se han encantado con esta exquisita cerdita, comparto con ustedes algunos datos de esta entretenida serie. Ojala la disfruten tanto como yo:

Olivia, una divertida serie animada, para niños en edad preescolar, de encuentros entre lo ordinario y lo extraordinario, que los incentiva a reconocer y valorar lo que saben y piensan, y a tener confianza en sí mismos para enfrentar nuevos desafíos en su vida cotidiana.

Olivia es una chica actual de 6 ¾ años que cree que puede hacer cualquier cosa y ve cada día como una oportunidad para probar nuevas experiencias. A pesar de que las aventuras que Olivia imagina son de proporciones descomunales, los desafíos de su vida diaria son de dimensiones preescolares. La manera singular en que Olivia enfrenta estos desafíos proporciona momentos de diversión y drama. También demuestra de qué manera los niños pueden usar su imaginación para comprender lo que sucede en su mundo. Debido a que Olivia experimenta los mismos problemas y triunfos diarios que todos los niños, los espectadores la reconocen y entienden fácilmente. Y como cada día es un "Gran Día" para Olivia, los niños la admiran y desean compartir con ella sus aventuras.

Personajes Importantes:

Olivia: Es una chica actual. Es un torbellino de 6 ¾ años que cree que puede hacer cualquier cosa y ve cada día como una oportunidad para probar algo nuevo. Su rica imaginación la lleva a vivir grandes aventuras, tanto reales como fantásticas, y sus travesuras a veces terminan en tiernas desventuras. Como otros niños de su edad, la vida de Olivia está centrada en su familia, sus amigos y la escuela. Los acontecimientos de su vida diaria son "de tamaño pequeño". Sin embargo, su forma singular de utilizar la imaginación para enfrentar un mundo que no siempre es como ella desearía la convierten en una niña extraordinaria e inspiradora.

Ian: De 4 años, el mayor de los hermanos menores de Olivia, admira a su hermana mayor y se entusiasma cuando ella lo incluye en sus proyectos y juegos, aunque rápidamente puede convertirse en un "hermano menor" molesto cuando no lo hace. Le interesa el espacio, los dinosaurios y los robots y disfruta sorber ruidosamente los spaghetti.

William: Es el bebé de la familia y hace lo mismo que la mayoría de los bebés: duerme, come, llora y, casi siempre, es increíblemente adorable. 

Madre: Una madre de tres hijos, contemporánea y trabajadora, que equilibra la organización de la familia con la administración de su propio negocio de planificación de fiestas desde su casa. Es comprensiva y cariñosa, pero no admite tonterías - es el pegamento que mantiene a todos unidos. 

Padre: El papá es cálido, cariñoso, alentador y paciente, y está muy conectado con sus hijos. A pesar de que a veces es distraído, nunca se olvida de reservarse tiempo para divertirse con su familia y transmitir la sabiduría de padres a hijos en forma de "pequeñas charlas" cuando es necesario.   

Sra. Hogenmuller: Es la maestra de Olivia, una educadora dedicada aunque un poco excéntrica. Es una ávida amante de los gatos, toca el cencerro con virtuosismo, le gustan las actividades al aire libre y tiene un gran entusiasmo por el aprendizaje y la vida.

Julián: Es el mejor amigo de Olivia. Al principio parece una elección insólita para ella: él es tímido, tiene un terrible miedo escénico y es principalmente un observador; pero es inteligente, con un sentido del humor autocrítico. Siempre está dispuesto a acompañar a Olivia en sus proyectos, aunque con cierta reticencia. Es como el Watson para su Holmes.

Francine: Es la vecina de al lado de Olivia y también su mayor rival. Básicamente ellas definen el término "amienemiga": son amigas un día, enemigas al siguiente. Francine es una auténtica cumplidora de las reglas y siempre está motivada a hacer todo lo mejor posible - a veces demasiado motivada.

Abuela: Elegante y de poco menos de sesenta años, la Abuela tiene un gran sentido de la aventura y la diversión: es fácil ver de dónde Olivia saca algunos sus rasgos más adorables y dramáticos. 

Perry: Es el perro leal de la familia. Perry ama jugar con los niños, perseguir a Edwin - el gato de la familia - y generar todo tipo de líos con los bichos locales, especialmente las ardillas.

Edwin, el gato: Lánguido y aletargado, no hace muchas otras cosas que no sean comer y dormir. Muchas veces está en medio del paso y hay que levantarlo y correrlo de lugar.
(fuente: EjeKids)